Por Elena Guim, La pell de la ciutat, SCCL
“La Ciudad como comunidad se constituye en su espacio público, y para hacerlo, el urbanismo juega un papel esencial junto con la educación”. “La oportunidad consiste en combinar urbanismo y educación para un desarrollo humano más justo y solidario”. [1]
Esta combinación propicia la participación e implicación en la construcción colectiva de la ciudad de todas las personas que habitan un territorio común, elemento básico de una sociedad democrática.
Para que esta construcción del lugar común sea posible es necesario definir un escenario previo donde, por un lado, coincidan tres elementos sin los cuales el proceso de construcción colectiva no conseguirá buenos resultados y ,por el otro, se garanticen unos requisitos necesarios para el correcto desarrollo de esta construcción colectiva.
El primer elemento es la democracia participativa que reconoce la participación como un elemento básico de todas las personas que se relacionan en condiciones de igualdad. La participación activa, política y protagónica reconoce la ciudadanía como un estatus político con derechos individuales y con un sentimiento de pertenencia a la comunidad. El segundo elemento es el urbanismo inclusivo donde se da voz a todos los agentes implicados en el territorio, sobre todo a los que normalmente han sido invisibilizados y excluidos de los espacios de toma de decisión como son los niños y niñas, las mujeres y los migrantes. Con éste se pone en valor la diversidad de la ciudad y se potencian sus cualidades para conseguir cohesión social y una mejora en la calidad de vida. Y por último, el empoderamiento de las personas, con su capacidad de influencia efectiva en la toma de decisiones así como en el ejercicio específico de la capacidad de participar en las relaciones sociales de la comunidad de la que forman parte.
Figura 1 – La pell de la ciutat a Glòries, niños entrevistando a personas en la calle. Foto: La pell de la ciutat
En cuanto a los requisitos previos es necesario destacar en primer lugar la existencia de voluntad y compromiso político para llevar a cabo este modelo de ciudad, asumiendo los resultados del proceso participativo y haciendo que éste no sea meramente consultivo porque esto provocaría el desgaste y la desafección de las personas que participan. Es importante disponer de un presupuesto municipal para desarrollar el proyecto participativo con garantías suficientes y que los acuerdos resultantes sean sostenidos en el tiempo manteniendo la gestión y la evaluación continua en la implementación de los resultados. Se tiene que garantizar la sostenibilidad de esta manera de hacer ciudad, relacionando los diseños participados de las transformaciones urbanas con otros proyectos que ya se están realizando en el municipio, promoviendo la transversalidad entre los departamentos implicados de la Administración, juntamente con los técnicos externos y el resto de los agentes sociales implicados en el proceso, reforzando la cultura participativa de todas las personas implicadas. Y por último, se debe hacer pedagogía de esta manera de trabajar colectiva y participativa a los ciudadanos, a los profesionales y los políticos.Figura 2 – La pell de la ciutat a Glòries, creación de espacios donde los niños puedan expresarse libremente. Foto: La pell de la ciutat
En este articulo queremos enfatizar el papel protagonista de la infancia en los procesos de transformación urbana, papel clave para conseguir una ciudad más democrática, más humana, más accesible y más acogedora. Y al mismo tiempo cambiar la estigmatización de ciertos colectivos que han sido relegados a lo largo de la historia a una participación pasiva.
Este protagonismo de los niños y niñas en los temas que les afectan los sitúa como sujetos activos de derechos, potencia su autonomía y les permite colaborar de forma activa en la realidad social de la que forman parte. Los niños y niñas pasan a ser actores sociales, favoreciendo su visibilidad social, promoviendo su capacidad creativa y propositiva y su capacidad de influencia y de promoción de cambios en su realidad social. [2]
Para que estas condiciones se produzcan es necesario repensar las políticas de infancia juntamente con la democracia, la ciudadanía y el papel de la sociedad desde la familia, la escuela y la comunidad. También se debe repensar el papel de los adultos adoptando una labor de acompañamiento que potencie la autogestión de los niños y niñas. La función de los adultos debe ser mediadora, facilitadora de procesos y no tanto de transmisores de conocimientos y normas ni tampoco de expertos. Los adultos tienen que perder el miedo al cambio, a ser criticados, se tienen que situar como personas en aprendizaje continuo a lo largo de la vida y a cambiar las relaciones basadas en las desigualdades y en las diferencias de poder. Los adultos y los niños y niñas tienen que aprender la cultura participativa participando. [3]Figura 3 – La pell de la ciutat a Glòries, mapeo colectivo. Foto: La pell de la ciutat
Por tanto los objetivos de un proceso de participación ciudadana infantil tienen que ser:
- Cohesión social
- Calidad de vida
- Fomentar la implicación de los niños y niñas en los temas de ciudad
- Promocionar los derechos de la infancia
- Corresponsabilidad de la infancia
- Transformación social individual y colectiva
Y los resultados que se esperan son:
- Construcción de vínculos entre las personas de la comunidad
- Implicación de la infancia en la toma de decisiones sobre los temas que les afectan
- Creación de nuevos espacios de convivencia y diálogo donde la infancia participa como actor social
- Transversalidad en los métodos de trabajo en las políticas de infancia y de ciudad
- Vivir la ciudad como un lugar en continua evolución
- Incorporación de la creatividad y la capacidad propositiva de la infancia en el diseño de la ciudad
Aunque resaltamos el protagonismo de los niños y niñas en estos procesos, hay que destacar que no son los únicos beneficiarios de la participación en el diseño de la ciudad sino que esta construcción colectiva permite la creación de una red de espacios de convivencia adaptados a los diferentes colectivos sociales que beneficia al resto de personas que habitan la ciudad, donde destacan los colectivos más vulnerados cómo son las mujeres, las personas con diversidad funcional y los migrantes, porque mayoritariamente la ciudad se ha construido pensando en el prototipo de hombre adulto, autónomo y que se desplaza en coche. Otros beneficiarios de este modelo de construcción de ciudad son los técnicos y los políticos porque obtienen información de primera mano y propuestas de mejora de las personas que más y mejor conocen el entorno donde viven, permitiendo cogestionar la ciudad de forma más eficiente, optimizando los recursos existentes con el objetivo final de la cohesión social y la calidad de vida.
Para llevar a cabo estos procesos es necesario una metodología que recoja todas las características mencionadas anteriormente y también, de acuerdo con la Convención de los Derechos de la Infancia, se requiere la creación de un espacio donde los niños y niñas puedan formarse un juicio propio, expresarse libremente y ser escuchados.Figura 4 – La pell de la ciutat a Glòries, el juego y el cuerpo como herramientas de aprendizaje. Foto: La pell de la ciutat
Esta metodología tiene que tomar la ciudad como campo de trabajo, potenciar los diferentes ritmos de crecimiento y aprendizaje de los niños y favorecer el carácter abierto y evolutivo del proceso.
Las fases que forman parte de un proceso participativo con niños no varían mucho las de cualquier proceso de participación con adultos pero si es importante destacar la incorporación de la vertiente lúdica porque los niños y niñas aprenden mayoritariamente a través del juego, la adaptación del lenguaje según los grupos de edad y la formación específica de los aspectos técnicos de urbanismo y sociales.
Destacamos que todo proceso de participación tiene que basarse en el trabajo comunitario, el trabajo en red, favoreciendo metodologías dinámicas, promoviendo sistemas de desarrollo que impliquen a todos los protagonistas (sociedad, administración, técnicos) para construir una sociedad cohesionada. Se tiene que basar en la transparencia, en la inclusión y tiene que llegar a acuerdos por consenso. Hay que hacer partícipes a todas las personas, en especial a los niños en todas las fases del proceso, reforzando su corresponsabilidad y realizando una comunicación continuada durante la duración del mismo. Es importante utilizar herramientas innovadoras en la intervención social que permitan dar respuesta a las necesidades surgidas por las transformaciones de la sociedad.
Citas
[1]Llop Torné, J.M. (2009) Monográfico Asociación Internacional de Ciudades Educadoras: Ciudad, Urbanismo y Educación.
[2] Gaytán, A. (1998) Protagonismo infantil. Un proceso social de organización, participación y expresión de niñas, niños y adolescentes.
[3] Alfageme. E, Cantos. R, Martínez. M. (2003) De la participación al protagonismo infantil. Propuestas para la acción.
Bibliografía
- Alfageme, E, Cantos, R, Martínez, M. (2003) De la participación al protagonismo infantil. Propuestas para la acción.
- Borja, J. (2013) Revolución urbana y derechos ciudadanos.
- Hart, R. (1992) La participación de los niños: de la participación simbólica a la participación auténtica.
- Novella, A. (2005) La participación social de la infancia en la ciudad: Estudio sobre la experiencia del Ayuntamiento de SantFeliu de Llobregat.
- Tonucci, F. (1998) La ciudad de los niños: un modo nuevo de pensar la Ciudad.